REFLEXIONES SOBRE EL IMPACTO DE LA PANDEMIA EN LOS DEPARTAMENTOS DE GESTIÓN DE PERSONAS

Artículo de opinión. de Mª Antonia Fernández Baute – Gerente de RRHH en Grupo Rahn

Que el 2.020 ha sido un año difícil es un hecho conocido por todos, la humanidad se ha visto sometida a un estrés propio de situaciones de guerra. La pandemia ha afectado nuestra salud, relaciones personales y forma de trabajar y la incertidumbre es sin duda el timón que ha guiado nuestras vidas desde el mes de marzo.

A nivel empresarial las organizaciones han tenido que reinventarse con cada una de las fases de desescalada y de repunte de casos, girando en un bucle que por ahora no parece llegar al final. Cada una de las áreas que forman su cadena de valor ha puesto el foco en desarrollar estrategias que ayuden a la supervivencia de la compañía cuando hace exactamente un año la creatividad iba dirigida a proyectos de crecimiento y mejora. Consciente de la dificultad que supone para cualquier gerente o director de departamento sea comercial, de producción, de administración, etc… mantener esta situación y con mi reconocimiento para todos ellos, haré mención en este artículo del impacto que ha supuesto la pandemia en los Departamentos de Gestión de Personas.

En mi opinión y dentro del entorno laboral, es el área de personal la que ha tenido un protagonismo indiscutible en medio de todo el caos derivado de la Covid-19. Desde las primeras noticias en el mes de marzo de un posible contagio masivo de la población y de la necesidad de establecer un protocolo preventivo que se reducía a seguir unas recomendaciones básicas de higiene y distanciamiento social, hasta un sinfín de Normas, Reales Decreto, BOEs, ERTES, Noticias Red, Comunicados del SEPE, etc… sin orden ni control y muchas veces con tan poco margen de tiempo para aplicar que nos ha hecho dudar si eran correctos los procesos que estábamos haciendo.

Los departamentos de Gestión de Personas somos los gestores encargados de que las empresas puedan acogerse a las ayudas establecidas por la Administración, son vitales para su supervivencia, si bien este rol forma parte de nuestras funciones, el problema surge cuando además se nos responsabiliza de que miles de empleados tengan asegurados unos ingresos mínimos para soportar los meses de inactividad, asumimos una carga de trabajo administrativo que nos obliga a estar continuamente relegados a la función de administración de personal. Con todo esto al igual que el resto de departamentos de la empresa, muchos de los proyectos de crecimiento y mejora planificados a principios del 2.020 han quedado suspendidos, redirigiendo todos los esfuerzos a tramitar ERTES, Exenciones de cuotas de la Seguridad Social y Prestaciones Colectivas de Desempleo.

Para las grandes empresas que han podido mantener la estructura de sus Departamentos de Gestión de Persona posiblemente este impacto no sea importante, pero para la mediana y pequeña empresa que no ha podido mantenerla, los efectos que está ocasionando la carga administrativa a las personas que gestionan los Recursos Humanos los ha desbordado. Muchos Directores de Recursos Humanos no han sido capaces de soportar la presión, no solo por el estrés que ocasiona esta situación sino por verse obligados a cumplir nuevas políticas impuestas por la Dirección de las empresas para asegurar la viabilidad de las mismas. Tampoco los profesionales de libre ejercicio se han mantenido al margen de esta situación sufriendo bajas por estrés e incluso cerrando las puertas de sus despachos.

Con la llegada del 2.021 la situación sanitaria se mantiene y con la noticia de un principio de acuerdo para la prórroga de los ERTES no queda más remedio que continuar remando para mantener a flote todo lo conseguido hasta ahora, pero sin olvidar que gestionamos personas y que éstas son el mayor tesoro de la empresa.

Según las actuales previsiones a partir del segundo semestre del año mejorará la situación sanitaria y volveremos a la normalidad, se abrirá entonces una nueva etapa para empleados y empresas en la que de nuevo los Departamentos de Gestión de Personas volveremos a jugar un papel clave para afrontar la reestructuración y organización de sus Recursos Humanos. Más que nunca debemos desarrollar las competencias de orientación al cliente interno para asesorar tanto a la Dirección como a los colaboradores, así como fomentar la comunicación y la negociación para llegar a acuerdos que aseguren unas relaciones laborales equilibradas y justas para ambas partes.

Como reflexión final y teniendo en cuenta el impacto de la pandemia en los Departamentos de Gestión de Personas debemos considerar que en estos tiempos su competencia clave es sin duda la resiliencia demostrando nuestra capacidad de adaptación a las situaciones adversas.

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